17/06/2023

Opinión

Hacia una capacitación integral para una saludable convivencia vial

La realidad de cada día en el tránsito, nos pone en constante conflicto entre poner el foco en educar o en sancionar. ¿Sancionar o Educar?

Por
Gabriel Murphy

El marco social

¿Sancionar o Educar? Está claro que podemos llegar a inferir, que ambos pilares son necesarios, pero para quienes dedicamos gran parte de nuestra vida a la capacitación y la enseñanza, si tuviéramos que hacer foco, la respuesta no es complicada. El problema radica a veces en las decisiones que se toman a otros niveles, gubernamentales principalmente. Y otras en la valoración que socialmente se hace de las instancias de aprendizaje. Los ámbitos profesionales para el aprendizaje en la conducción suelen sufrir de algún tipo de descrédito o tal vez de subestimación popular. "Apreder a manejar, se aprende manejando". Bien, si, en parte es cierto, pero cómo pretendemos profesionalizar o perfeccionar un aprendizaje si la base de éste, es la transmisión de generación en generación o la autodidáctica? Por otro lado, la evidencia del resultado de esta modalidad de aprendizaje, pone de manifiesto sus falencias, cuando analizamos por un momento la realidad sobre la movilidad vial, particularmente en la Argentina. A diario vemos y sufrimos con frecuencia las múltiples infracciones y la infinidad de incidentes que devienen en siniestros de distinta magnitud. Las causas: diversos factores que involucran a todos los actores y participantes del tránsito y a quienes tienen el deber de regularlo. Debido a la gran cantidad de factores y la diversidad de responsables, es muy frecuente observar que ninguno parece tomar la decisión o decisiones que le correspondan en pos de generar un cambio y una mejora en la convivencia y la seguridad vial. Peatones, ciclistas, motociclistas, conductores y autoridades, todos, en mayor o menor medida, debemos comprender que cada paso en dirección al orden y al respeto por las normas, es un paso en dirección a una convivencia sana, armónica y segura.

Suele decirse muchas veces, cuando se percibe la falta de respeto hacia los otros y hacia las normas, que lo que se necesita es mayor control y sanciones "firmes" y "duras" para generar conciencia. Este principio no solo es inexacto y ataca solo en forma parcial el problema, sino que además, está comprobado, no se puede mantener en el tiempo.

Desde mi experiencia después de 15 años de docencia en instituciones educativas, públicas y privadas, y más de 20 años específicamente dedicados a la movilidad vial, creo que esa convivencia, armónica y segura, solo se puede lograr si valoramos el conocimiento como parte de una conciencia perdurable. La educación suele sufrir el desprestigio y la subestima popular. A veces con justa razón y muchas otras por desconocimiento de quienes la critican. En todos estos años trabajé convencido, (no sin algún momento de flaqueza o decepción, claro) que cuanto más conocimiento tiene un conductor o conductora, cuanto más temprano un niño o niña comiencen a incorporarlo, cuanto más ejemplos positivos se reciban desde el entorno familiar y la escuela, más conciencia se genera y mejor es la convivencia.

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